En el preciso momento que más le urge la atención médica, es
posible que no se puede llegar a él porque una inundación severa que ha
bloqueado las vías terrestres, puentes o ferrocarriles. En el terremoto del 27
de febrero 2010 en Chile Se confirmó entonces un aumento estadísticamente
significativo del diagnóstico electrocardiográfico de lesiones subepicárdicas en relación al estrés.
Luego
de un gran desastre natural hay víctimas con urgencias médicas y existirá una
mayor demanda de recursos de atención médica y menos capacidad. Es
emocionante conocer que hoy surgen nuevas herramientas o servicios que pueden
enfrentar estos desafíos.
La introducción de la telemedicina directa al consumidor, es una
forma viable de brindar atención médica después de un desastre natural a través
de teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y tabletas. Una nueva investigación sugiere que la
tecnología demostró ser valiosa durante los huracanes Harvey e Irma y
podría ser incluso más cuando el cambio climático produce un clima más severo. Los
movimientos de tierra, las tormentas peligrosas, la sequía prolongada, las olas
de calor intenso y los incendios forestales destructivos pueden empeorar los
problemas crónicos de salud y amenazar vidas.
Para que funcione la
telemedicina, es esencial que cierta infraestructura, el servicio celular y el
Wi-Fi, no sufran daños. Ciertamente, donde la gente puede usar un teléfono
o conectarse a Internet, la telemedicina podría ser una nueva forma importante
de adaptación al clima. Teniendo en cuenta que los fenómenos
meteorológicos extremos están aquí para quedarse y pueden llegar a ser más
graves y frecuentes en el futuro, es importante tener en cuenta nuevas formas
de incrementar el acceso a la asistencia durante los desastres.